El sábado por la tarde recorrimos el hayedo nevado, desde la Fuente de la Teja hasta el Santuario, mientras que el domingo dimos un tranquilo paseo por el Río Huecha y visitamos la localidad de Añón. De regreso a Zaragoza hicimos una breve parada en el yacimiento celtibérico de Orduña, en un cerro próximo a Vera de Moncayo, y su magnífico centro de interpretación.
Aves, huellas en la nieve, las primeras flores, un paisaje incomparable, historia... Sin duda hay mucho para descubrir y disfrutar en el Moncayo, y merece la pena regresar. Ah, y el albergue de Alcalá del Moncayo nos acogió estupendamente. Muchas gracias.
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