Como se puede observar en las fotos, la crecida del Ebro provocó la entrada de agua de éste en el tramo bajo del Gállego, provocando un efecto tapón e inundando aproximadamente el último kilómetro de éste último, haciendo impracticables varias zonas donde teníamos previsto intervenir.
Este encharcamiento de los sotos, que se produce todos los años una o varias veces en esta época, permitirá despertarse a la vegetación ribereña de su letargo invernal con los suelos bien recargados de humedad y nutrientes aportados por el río.
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